DÉBORA ARANGO, artista colombiana
Baila toda la noche, seguida a
respetuosa distancia por los acólitos que le corresponden desde tiempos míticos: la guerra, la peste y el
hambre; más aquellos que la siguen desde que el mundo es mundo: la depresión, las adicciones, la violencia sin guerra.
Cualquiera puede observar cuan consciente de su majestad está la reina mientras
danza, cubierta solo por un manto de belleza inigualable.
Durante el día, en cambio, apenas vemos una vieja muy flaca vestida con andrajos. Ni baile, ni acólitos, ni manto.
Por años los científicos han procurado encontrar una explicación para tal cambio de actitud y escenografía. Una que vaya más allá de una elección estética. O peor, de un capricho.
Durante el día, en cambio, apenas vemos una vieja muy flaca vestida con andrajos. Ni baile, ni acólitos, ni manto.
Por años los científicos han procurado encontrar una explicación para tal cambio de actitud y escenografía. Una que vaya más allá de una elección estética. O peor, de un capricho.