Catherine Razinkova, Ucrania
Socorre al puma herido
de bala, borra la marca del árbol dispuesto para ser talado, recupera la
libertad del cóndor que ya vendían. Pero detener este deshielo no es un trabajo
para ella sola, precisa la energía de todas sus hermanas. Sin embargo, sabe que
ellas partieron cinco atardeceres atrás. Resignada a su suerte, mientras
tiembla ante la proximidad del invierno, recuerda a la golondrina del Príncipe
Feliz. Los buenos escritores suelen tener el don de la profecía, murmura.