Minificción junto a las Pintoras del Mundo
Las cuatro unas. ¿O cinco? Confundo los dedos de la cuenta y vuelvo a empezar. Una obra de una artista plástica (una por cada país del mundo) acompañada (cada una de ellas) por una minificción. Textos, Patricia Nasello
El primer paso en falso
Pernicioso
No es la primera vez que intenta subir hasta mi mente, colonizarla. Siempre lo neutralicé. Sin embargo, ahora necesito esta ternura. Aunque la sepa simulada, codiciosa, fugaz.
Penumbra autoinfligida
MUSA CELIK, Turquía
A pesar de la puerta que se cerró para bien a sus espaldas, algunas consideraciones la confunden y entristecen. Ojalá supiera por qué no se siente libre, o por cuál motivo este sol de afuera apenas clasifica para fósforo. Y encima el viejo, un cretino impuntual, como siempre.
Dantés
MONA OMRANI, Irán
Dumas miente, no le
crea. Del castillo de If, ningún prisionero salió con vida. Edmundo murió allí.
Y no finja que desconoce el motivo por el cual le recuerdo esta historia. Usted
es un exempleado, un exesposo, un nuevo pobre en una cárcel tan ancha y abierta
como el sistema que lo expulsa. Otro miserable más que acabará sus días en esta
realidad izada a puro castillo: piedra, arriba hombre, arriba piedra.
Sola
ANNA SILIVONCHIK, Bielorrusia
Su familia pierde la paciencia y
pasa a maltratarla. En eso están hijos y nietos cuando un ángel atraviesa la
tarde. Sin embargo, es evidente que este ser, mil y una veces poderoso, no se
encamina a resolver situación alguna, ya que dirige su vista hacia otro lado y
continúa pedaleando el cielo como si nada.
La migración de las hadas
Catherine Razinkova, Ucrania
Socorre al puma herido
de bala, borra la marca del árbol dispuesto para ser talado, recupera la
libertad del cóndor que ya vendían. Pero detener este deshielo no es un trabajo
para ella sola, precisa la energía de todas sus hermanas. Sin embargo, sabe que
ellas partieron cinco atardeceres atrás. Resignada a su suerte, mientras
tiembla ante la proximidad del invierno, recuerda a la golondrina del Príncipe
Feliz. Los buenos escritores suelen tener el don de la profecía, murmura.
Pobre diablo
Templanza
VENETA DOCHEVA Bulgaria
Se quita la ropa de dormir con movimientos pausados, tomando el tiempo necesario para serenarse y pronto descubre que ante lo desconocido, inevitable quizá, lo mejor es liberar la mente de toda idea, dejarse estar.
Una vez en perfecta concordia consigo misma, inicia la travesía.
Cuatro segundos al sol
OXANA KRAVTSOVA Eslovenia
Después de intentarlo mucho, logré iluminar como una rosa.
Con el tigre que camina a mi lado nos une una amistad entrañable.
El mar se eleva, cae, y yo me hamaco al tiempo de sus ondas rítmicas. Es nuestro saludo gozoso.
Imágenes que acarician mi escritura porque me siento feliz.
La soñante
La sala tiene una mesa con distintos objetos de plata y
cristalería fina. Muchos objetos, demasiados. En comparación, la comida parece
escasa y no siempre en buen estado. Sin embargo, lo que me inquieta son
los pájaros. Inmóviles sobre el barral de la cortina, parecen negarse al vuelo.
Presiento que son las puntas visibles de un dolor que pronto ha de despertarme.
Criar cuervos
A partir
del siglo XX, nuestra civilidad indicó que dejar los cuerpos de los ahorcados
bamboleándose a merced del viento era una actitud poco higiénica. Faltos de aquel alimento, los
cuervos poco a poco olvidaron su mala costumbre.
Criar estas aves inteligentes trae grandes beneficios económicos. Y a aquellos especímenes que se niegan a ser adiestrados en provecho ajeno, les arrancamos los ojos. Mismos que, asados con zumo de limón y albahaca, son exquisitos.